domingo, 5 de mayo de 2013



He decidido que voy a contarte cosas que jamás nadie ha visto, he decidido que hasta este momento eras mía y que ahora ya no. Voy a contarte que he dicho una obscenidad, que el ano y el orto son productos de tu imaginación y que esto es un crimen pasional. Un crimen hacia tus sentidos, un crimen hasta tu sufrimiento. Ésto es la vida. Y sí, tendrás que afrontarla sola.

Las últimas palabras de un hombre que te quiere, vuela porque anclada a esta tierra se te comerán los zombies. Un mundo mejor te espera, un mundo lleno de color. Un mundo donde no necesitarás una vela, tendrás claridad. Tendrás esperanza y sobre todo tranquilidad.

Los ángeles te acunaran en su pecho, te cantaran a tu oído susurros del viento y cuando menos te lo esperes te convertirás en el propio cielo. Y el cielo, hija mía te pertenecerá. Podrás crear criaturas celestiales que traigan tu paz a la Tierra, podrás cambiarlo todo y a la vez nada. Podrás jugar con la vida y así, mejorarla.

Serás el producto de un dios cansado, de un diosa que busca la esperanza y de un mundo que necesita volar hacia tu encanto. Serás la destrucción y a la vez el alma del mundo. Serás y no serás, verás y no verás y ellos intentarán detenerte porque serás fuerte. Tan fuerte que escaparás a su control y tú, hija mía lucharás contra el mal y serás la oscuridad sin perder la luz...

-Padre, creo que he perdido el norte. La luz se ha esparcido y tú..

“¿Qué estás diciendo, hija mía?”

-Perdoname, madre.. Yo sólo...

Sacudió lentamente su cabeza, como si eso sirviera para despejarla. Entonces vio sus ojos, sus propios ojos en una mujer de cabello negrizo, poco más alta que ella y a su vez bien proporcionada. Con pecho y curvas donde debía tenerlas. Así que ésa era...

-Tú, tú.. no, no puedes ser real.

-Créeme que lo soy, pequeña.

Ayshane pudo observar unos ojos como los suyos, cansados casi sin vista. Ella tropezaba cada pocos pasos, aún así logró pasarla por alto. Logró escaparsele o éso era lo que ella pensaba.“Pequeña, dejame ayudarte” “Adelante madre”. Durante unos diminutos segundos, no notó el cambio pero poco a poco su mente se fue esparciendo, disminuyendo. Poco a poco desapareció de su cuerpo, quedándose como una simple observadora.

Ante una señal de su madre, aquella criatura invocada por su padre se desplazó rápidamente impidiendo la salida de su hermana. Transformándose delante de sus hermosos ojos, dejando entrever una criatura viscosa enorme que no dejaba de crecer hasta chocar con la altura del propio techo y entonces, una especie de babosa gigante con patas de lagarto y una cola al más estilo iguana surgió. El frenazo de Nyx fue espectacular, mas la cosa no se quedó ahí. Su hermana se había decantado por la opción de patear a su nuevo compañero. “Excelente” El sarcasmo de su madre la devolvió a su cuerpo, la mujer había quedado completamente satisfecha aunque sólo fuera por el momento.

La mano de Ayshane se disparó hacia su frente, tan sólo un dedo la rozo y la concentración surgió. Y su hermana mayor levitó, acercándose más y más a la cabeza de aquella criatura reptante...

Las confrontaciones entre hermanos nunca acaban bien, aunque en ocasiones terminan de la forma más inesperada.”

Unos ojos penetraron en ella, unos ojos iguales a los suyos y de la misma forma totalmente distintos. Ellas no eran diferentes, abandonadas a su suerte en un mundo desconocido. Mas aquello no sirvió de compasión a la pequeña Ayshane. Pues aquella mujer, la dejaría desnuda a los ojos del señor del Inframundo.

Los gritos hacían retumbar sus oídos, más sólo era el miedo. Un fiel acompañante, el cual se ocupa de arroparte por las noches. De decirte que el más vil demonio irá a comerse tus sesos. Mas aquella mujer, no podía saber que era aquello. Sus gritos ensordecedores, una vida en un mundo protegido. Realmente, era irritante. Tan irritante como aquella garganta desgarrada y sin voz, por fin. Silencio.

-¿Quién demonios eres?

Aquella mujer no callaría ni en sueños, se dijo. Los ojos de Ayshane se abrieron con motivación plausible. Su pequeña y hermosa hermana mantenía sus ojos clavados en su rostro. Realmente, un tanto estúpido. “Cuando un monstruo te ataca nunca le des la espalda, serás un blanco fácil”. Pequeña insensata.

La mano de Ayshane descendió a una velocidad pasmosa, roto el contacto. Nyx cayó. El golpe fue duro, maldiciones resonaban hasta donde sus oídos no dieron abasto. La crueldad se abrió paso a través de ella, dejando en aquella sonrisa que solía adornar su cara un rastro oscuro. Sus pasos resonaron contra el suelo tapizado, su brazo se extendió dejando entrever la palma de su mano. Sus piernas se flexionaron como si de un cervatillo se tratara. Y sus ojos se fijaron en aquella que le quitaría todo.

-Soy tu peor pesadilla.

Hermana. Palabra que nunca pronunciaría delante de ella, se recordó. Al fin y al cabo, su sangre nunca sería parecida. “Los juegos de Hades nunca deparan nada bueno, hija mía”.

Siempre había sido así al fin y al cabo, recordaba aquella vez en la cual su padre por tan sólo una broma causó un despellejamiento masivo en cadena a miles de demonios. Ese día comprendió que las bromas estaban prohibidas y que el olor a carne chamuscada comenzó a atraerla. Así comenzó a comprender a Apollymi y sus crueldades.

-He podido con peores.

Un susurro valiente, amedrentador. Aún así tan sólo un susurro, aquel atisbo de voz huía despavorido ante la presencia de Ayshane. Solamente cuando los ojos de ésta se volvieron fríos, asimétricos y aterrorizantes. Lentamente, cualquier atisbo de piedad que su mente pudiera concebir desaparecía para no volver jamás.

Hija mía, éste es el comienzo de una gran era”.

Atte: Señorita Ayshane.

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